TEL AVIV

BIENVENNIDOS A MI BLOG.



BUENO NO ES MIO, ES DE MI CIUDAD, YO SOLO VIVO EN ELLA, Y LA ESCRIBO LO PEOR QUE SE.



A VECES LA DIBUJO, A VECES LA ESCRIBO



LA MAYORIA DE LAS VECES CAMINO POR ELLA



LOS LLEVARE POR SUS CALLES, CALLEJUELAS, MERCADOS, BARES, GENTES, CAFES, RUIDOS, OLORES, COLORES, LA POLICROMIA DE SUS SHUKS, SUS AROMAS, SU CACOFONIA , SU MESCLA DE LENGUAS, RAZAS IDIOSINCRACIAS, SUS ODIOS Y AMORES, SUS RUMBOS SIN METAS, SUS MANERAS DE QUERER SER GRAN ORBE.



ESO ES EL OBJETIVO DE ESTE BLOG



VEREMOS







sábado, 18 de septiembre de 2010

HOMELESS




  • HOMELESS


    Vadim fue el primer homeless ruso de Tel Aviv. Lo conocí una noche, en la antigua playa oriental, antes de Iafo; bajo el puente del desagüe del barrio Shavazi. Era un muchacho alto, fuerte, bien parecido muy culto. Conversamos de Pushkyn, la revolución de Octubre, la guerra patriótica, su abuelo comisario en los bosques de Bielorrusia. Nos reímos mucho, el con su aire bohemio, risueño, pero que dejaba un rictus de dolor cada vez que Meir le daba la botella.
    Alcohólico, fue el primero que se puso en el semáforo de Hasan Beck, la vieja mezquita de gafa a pedir un shekel, a veces limpiaba los videos, pero no tenía mucho tiempo
    Una noche de esas, noches de Tel Aviv, Salí del estudio sin rumbo. Me acorde de Meir y los sin rumbo y baje a la playa. En el camino compre una botella de vodka, veneno estomacal, de 10 shekels, y baje.
    Llegue. Meir y los sin rumbo no estaban, solo Vadim.
    Me miro como diciendo, y vos de donde sales? Pero vio mi bolsillo la botella, saco de un bolso dos vasos, los lavo con agua mineral, y los puso. El y yo.
    Solos, saque un paquete de noblez, y le invite.
    Me agradeció en ruso, y me pregunto en hebreo de donde era yo porque con mi conocimiento, no podía ser israelí
    Me reí y le dije que chileno. Meneo la cabeza y dicho, mala cosa, Pinochet
    Me extraño. En el 73 el debería tener 2 o 3 años. 5 me dijo, tenia 5 pero después se informo mucho. Estudio para ingeniero de minas. En la universidad conoció a una chica, Marina, se casaron y Marina se recibió de ingeniero en forestación. Se fueron a Siberia a trabajar, dos judíos, moscovitas, en Siberia. Minas, bosques, trabajo, partidos de l futbol, tenían todo, eran jóvenes, cae el socialismo, su Marina recibe carta de Israel, su madre muy enferma. Deciden hacer alia, venir al país. Llegan en medio de una lluvia de scudim.
    Se van a bat iam, a un mercaz clita centro de absorción de la agencia judía, sin trabajo, un prestado de nuevo emigrante. Menor que el sueldo mínimo que no alcanza, Marina, la vi después, era hermosa, la no tena nada de vago, fueron después de mil días a la sojnut, y el funcionario les dijo: si encuentran una mina, o un bosque, vengan a hablar conmigo. Inteligente funcionario.
    El alcohol era lo único que los mantenía, si se puede decir. Una tarde Marina sale con algunas “amigas” del mercaz, y vuelve con dinero y la ropa rasgada. ¡CURVE(puta) le grito Vadim, si le dijo Marina, pero con 500 shekel
    Ese fue el comienzo del fin. Marina entra rápido en el mundo del puterio, el mas y mas en la botella, hasta que una noche, Marina llega con un negrazo, que le da droga y golpea a Vadim, y en su cama la viola una, dos, tres veces, por atras por la boca, le hace todo. El, inconsciente, se despierta y lee parte un palo en la cabeza. Marina le grita que es un idiota, que va a ser de ellos. Vadim se va a Tel Aviv, se esconde. A veces la ve, por Alemby, ha yarkon, ese sector oscuro, bohemio y bajo, mescla de babilonia, y decadencia, donde las chicas de buenas familias pierden su virginidad y los chicos buscan sus futuros en una línea de coca.
    Sin darnos cuenta, llegamos a la playa de ierushalim, al lado de Alemby
    Vadim cuidaba la botella. Se sienta en la fontana, espera, mira en todas direcciones, de repente se ilumina y desaparece la botella, se lava en la fuente. Las manos, la cara, el rubio pelo, sus dientes blanquísimos, se pone la camisa, y desaparece.
    Ya me estoy lleno, cuando aparece con una chica alta como él, muy delgada y demacrada. En un pasado no muy lejano fue hermosísima. Ahora parresia la madrastra de blanca nieves.
    Seca de pechos, piernas como lana, ojos azules hermosos, pelo negro, cortito, como garzón, los dos se tambalean, alcohol y drogas, se miran se toman de la mano. Entiendo que se aman, esas ruinas humanas en que el sistema sionista convirtiera, seguían amándose. El, muy elegantemente me la presenta. Marina, gospodin Igor (nunca pudo decirme Igal). Hablaron en ruso, muy tiernos, el me pidió que la tome del brazo y la lleve a la playa. No entendí, pero capte un dejo de pillería. Me fui con ella, de la mano
    Una mano húmeda, huesuda, frágil tiritando, de miedo, o de que se yo
    A veces me apretaba sensualmente, a veces con miedo, otras me miraba a los ojos y se sonreía con una dulzura infantil, que reflejaban todos los riachuelos de mi infancia, pura y loca, allá en Sudamérica. Era alta, por lo menos 1.80 le llevaba una cabeza, pero su cuerpo parecía quebrarse en su andar de tacos altos, pantaloncito que mas parecía colaless, y su camiseta que no dejaba nada a la imaginación.
    Me llevo hasta la playa, caminamos hasta el muelle de bugrashov, subimos y se sentó en el suelo, se saco la camisetita, y su pantalón, le dije que se vistiera. Que no aquí, ni así, ni con ella. Se puso nerviosa, miro a todos lados, caminamos por la playa, ella siempre afirmada de mi mano
    En el delfinario silbo fuerte, Apareció Vadim. Lo reputie, le dije que si era el cafisio de su mujer. Ella lo defendió y me dijo que era para sacarla de allá. Igual era el fin de la noche, y después de “ese cliente” ella podría irse. Ahora se donde quería llegar. Vadim sabía que yo no me metería con ella, y que se la llevaría a su cuchitril.
    Vadim encendió una fogata y puso un tarro de algo al fuego, seguía aferrado a la botella que yo lleve, quedaba un cuarto, y yo solo tome un vasito.
    Ella, tomo, se pico una gringuilla de heroína, se puso de ojos blanco, se arqueo como un arco, se puso tensa como cuerda de piano, y se cayó atras, a los dos segundos estaba con nosotros, viva, inteligente, muerta. Drogadicta de 4 -5 porciones diarias. Es muchísimo. No tenía un diente bueno
    Pero a los ojos de Vadim aun era la joven estudiante de la politécnica de Moscú. Esa chica joven, judía como él, con todo el mundo y a vida por delante. Pero no solo el futuro esta adelante, esta también el crudo mundo. Esta Tel Aviv
    Tres o seis mese después de esto la encontraron cadáver medio descompuesto en uno de los inmuebles semidestruidos de la zona del sur de tel aviv, el barrio de shapira, o algo así. Me conto Vadim que la enterraron junto a su madre, en halaron. El nunca fue. Meir y yo, lo llevamos a ver la tumba, el compro flores, y una tarjeta. Se arreglo como para ir a un casamiento. IBA en otras palabras a ver a su novia. Ni Meir ni yo leíamos ruso, así que no supimos lo que escribió, con una caligrafía de artista. Viajamos en el jeep de Meir. Cuando subimos al jep, el limpio su pantalón para no ensuciar el asiento. Paramos en la calle hacobshim, y yo compre dos botellas de vodka, y una soda, porque me gusta la soda. En el viaje, nadie dijo una palabra
    Llegamos allá, y consultamos en la entrada el nombre y nos dijeron donde estaba enterrada. Llegamos a su tumba. Descansa en paz, el lugar es tranquilo, Marina, por lo menos descansas en paz. Pensé que capaz que esta sea la última vez que alguien venia a esta tumba. Nos fuimos. Vadim tiritaba. Le di la botella, Meir saco tres vasos y se los paso. El sirvió como un gentleman, tres porciones, y brindo por el amor, por la vida. Por su Marina, nasdarovia, y dijo muy profundo, nunca nadie vendrá mas a visitarte. Nos veremos después.
    El 95, con el hígado inflamado, sin poder caminar, semiciego, Meir lo llevo al ijilov. Le dijeron que tenía cirrosis hepática fulminante, en tres días despacho en el hospis del tel hashomer. Lo enterraron cerca de su Marina. Por fin encontraron su bosque, su mina de diamantes, para ser felices juntos.
    Es que hay veces que me pongo muy romántico y por esa pareja, que no fueron mis amigos, pero ya ven, son personajes de Tel Aviv.
    En Tel Aviv nadie nace, nadie muere. Pero todos pasan por Ella. Es tétrica. Sera por eso que la quieren tanto?????

6 comentarios:

raquel vega dijo...

triste relato, se bien de lo que escribes, no frecuente ese tipo de gente porque yo nunca anduve por esas coordenadas pero si los vi y supe de ellos, incluso me codee con algunos que estaban a un tris de entrar en esos mundos oscuros y lastimosos..de los cuales no se puede casi salir..son pegajosos..
Que de historias se tejen en Tel aviv...

Mariana Thamar dijo...

mundos oscuros de la sociedad humana de los que Tel Aviv no se escapa. mundos oscuros en los que hacen sus via crucis las Marina y los Vadim del planeta, es decir, los que se desvanecen entre la miseria y desamparo de las cunetas de las ciudades.

Thamar Alvarez dijo...

Tristísima narración de una realidad que tan oscura como la noche se desarrolla en Tel Aviv día a día, producto de una política de inmigración sin reglas claras pero con muchas víctimas, de la pobreza, de la soledad, del desarraigo, del abandono... Triste karma el de Vadim y el de Marina, que se repite en tantos otros judíos ex-soviéticos y emigrantes del este de Europa... Conocí uno en mis años telavivienses; un joven de ojos claros que pedía limosna en las calles; a lo largo de los tres años que pasé en Tel Aviv, lo ví deteriorarse a ojos vista y así, entre mi primer y último encuentro, los bellos ojos claros se habían apagado y sólo eran el mar espeso y el pozo sin fondo en que un ser humano se consumía en la miseria del alcohol y las drogas...
Un abrazo!

Thamar Alvarez dijo...
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Thamar Alvarez dijo...
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Thamar Alvarez dijo...
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